Tengo que purificar mis oídos para escucharlo.
mis ojos para verlo, mis manos para aliviar a aquellos que sufren,
mi lengua para repetir su verbo creador.
Pues si Dios ha escogido mi corazón para morar en él, todo mi cuerpo se convierte en su templo, para poner en él, todo el valor que haga falta para cumplir su voluntad y mi destino. |
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