Es voluble como el solo. Nunca sabe con que carta quedarse y, en ocasiones, su indeterminación es tal que pone muy nerviosos a los que le rodean. Posee escasas dotes de mando y solo da lo mejor de sí cuando tiene por encima a alguien que sabe orientarle. Sentimentalmente, Nazario es tan indeciso como para todo lo demás, pero cuando se enamora lo hace de lleno.