Dicharachera, habladora y siempre contenta, para Kim los problemas parecen no existir, pero solo aparentemente, porque, como suele decirse, "la procesión va por dentro". Procura tapar las dificultades con una sonrisa en la boca para evitar que repercutan en sus seres queridos. Inasequible al desaliento, solidaria y comprensiva.