Valora su intimidad por encima de todas las cosas y no soporta intromisiones en su vida privada. En justa correspondencia, mantiene un escrupuloso respeto por la vida de los demás. Bastante inseguro, siente una cierta angustia ante el futuro y le gustaría tener una bola de cristal para saber lo que este va a depararle. Tiene mucho amor propio y prefiere aprender las cosas por si mismo. Es el prototipo del romántico empedernido.