Es el prototipo de la persona histriónica: apasionada, gesticulante y un tanto exagerada en sus ademanes y planteamientos. Procura ser siempre el centro de atención de cualquier reunión y, si no lo consigue, se siente verdaderamente frustrada. Esa actitud, siempre de cara a la galería, es quizás un reflejo de su evidente inseguridad. En el amor, siempre tiene miedo a no ser correspondida.