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Enciende la luz de la sabiduría y la
generosidad, que son tu luz interior.
Dedica algunos momentos del día
a la meditación, que el hombre
iluminado no halla oscuridad
en su camino.
Entra en su intimidad y escucha
la voz de la conciencia, la voz
silente de Dios que habla desde
dentro de ti
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