No bebas el veneno de la adulación, apártate de él. No confíes en las personas que te alaban sin motivos.
Muéstrate abierto a la crítica honesta y ciérrate a la falsa cortesía. La crítica a nuestros actos puede convertirse en la voz de alerta que necesitamos para nuestro mejoramiento.
Los elogios no merecidos nos perjudican y nos crean ilusiones.
No hay nada tan frágil como una persona que vive de sus propias ilusiones.